martes, 20 de mayo de 2014

¡¡¡Me gusta la música clásica!!! ...¿y a ti?


Queridos alumnos y queridos padres de mis queridos alumnos:

Supongo que la afirmación que da título a este nuevo artículo, a estas alturas de nuestra relación, no os extraña nada. Vuestra profesora es una antigua. ¿Os acordáis de la última audición que tuvimos? Dowland, Purcell, Haendel, Bach, Vivaldi...¡¡qué música tan bonita!! Eh, confesad que a vosotros también os gustó...pero entremos en harina.

Para empezar vamos a aclararnos con el término ese de "música clásica".
Ya sabéis que en rigor no deberíamos decir "música clásica", porque por "clásico" entendemos el repertorio compuesto durante el clasicismo, que es un periodo muy concreto y bastante breve de la historia de la música. Redondeando mucho se suele enmarcar el clasicismo entre 1750 y 1820 pero ya sabéis que estas cosas no suceden de un día para otro. En fin, como vosotros y yo sabemos a qué nos referimos cuando hablamos de "música clásica" vamos a seguir utilizando esa expresión sin complejos.
Decir que la música clásica es un rollo es no decir gran cosa. ¿A qué se refieren concretamente las personas que se atreven a hacer semejante afirmación? ¿Están seguros de que no les gusta nada de lo que se ha compuesto en unos mil quinientos años? Tanto tiempo da para mucho y para mucha variedad. ¿No les gusta nada? ¿Nada de nada? ¿Ni la música vocal, ni la instrumental, ni la orquestal, ni la de cámara, ni la medieval, ni la barroca, ni la de flauta, ni la de oboe, ni la de laúd, ni la del violín, ni la del quinteto de viento, ni la del cuarteto de cuerda, ni la de Mozart, ni la de Quantz, ni la de los juglares anónimos, ni la de Dufay, ni la de Penderecki, ni ni ni? ¡¡¡No puede ser que hayas oído todo eso y no te haya gustado ni una sola cancioncilla de Schubert, ni un solo de oboe de una sinfonía de Mahler, nada de nada!!! 


Otra cosa es que no hayamos oído nunca eso que llaman "música clásica" y que vuestra primera experiencia con ese vasto repertorio haya sido una kilométrica sinfonía de Bruckner durante la que no conseguisteis mantener la atención ni diez minutos de modo que decidisteis no volver más a un auditorio. A este respecto os confesaré que, cuando empecé a oír música orquestal me costaba muchísimo no distraerme y aún hoy, si el concierto me pilla un poco mal dormida o el repertorio no acaba de engancharme, reconozco que me interesa más lo rojo que se pone el oboísta, los exagerados ademanes de un concertino o lo despeinado que está el director que ninguna otra cosa. Pero esto también forma parte del espectáculo, ¿por qué no?

Algunos de vosotros habéis llegado a la Escuela después de haber oído mucha música clásica porque la oís en casa. Es el caso también de mis hijos. En casa oímos -y tocamos- música clásica y en el coche se diría que , entre todas las emisoras existentes, solamente funciona Radio Clásica. De este modo mis peques de 5, 4 y 2 años han asimilado ese repertorio con total normalidad y no les gusta más o menos que otros estilos sino que forma parte de su universo sonoro. A veces los fines de semana después de desayunar papá se sienta en el piano y empieza a toquitear partituras y muchas veces, cuando cambia, Catalina dice: ¡No, toca otra vez la de antes!" y podía ser música de Beethoven o Ravel. (Por eso me atrevo a decir eso de "No, no soy vieja" detrás del "Sí, me gusta la música clásica": porque le gusta a Catalina que tiene 5 años).

Esta experiencia me hace pensar que no es cierto que a los niños les entre con más facilidad la música de Peppa Pig que la de Mozart, sino que simplemente oyen más la primera que la segunda y, para cuando alguien les hace oír la del insigne salzburgués, han oído tantas melodías que discurren sobre los mismos modos -normalmente el modo mayor o el lidio en algunos dibujos animados- y grados de la escala que todo se les hace raro.

Muchos otros llegáis a la Escuela sin haber tenido contacto con la música clásica y con vuestros 7 u 8 años la conocéis por primera vez. Os diré que en los siete años que llevo trabajando en esta Escuela habré tenido dos o tres alumnos que me han pedido música más "moderna". Otros, como mi querida Ane,  han tenido un auténtico flechazo, y ya no quieren saber nada de esos libros rockanrroleros. Prefieren que toquemos dúos barrocos. En las audiciones de alumnos programo mucha música clásica y tengo la impresión de que, cuando los alumnos tocan una de esas partituras que tienen siglos de edad, sienten que tocan algo "difícil" e importante, y que para ellos supone un reto ilusionante llegar a tocar la música de los grandes.

Antes de que nadie se me enfade, debo aclarar que no pretendo comparar estilos, ni afirmar que los hay mejores o peores. Sólo quiero exponer mi experiencia con el repertorio clásico, en mi propia vida, la de mi familia, y la de los alumnos.

Tal vez algunos padres estaréis haciéndoos la típica pregunta: "Si yo no sé nada de música clásica, ¿cómo podría aficionar a mi hijo a escucharla?" En primer lugar os diré que tenéis que partir de la siguiente premisa: la música es un tesoro. Como dijo Tolstói, es la "taquigrafía de la emoción". Con la música se expresan y se sienten emociones que no necesitan carreras ni estudios para ser experimentadas. Y, ¿cuál puede ser el "mapa del  tesoro" para llegar a disfrutar de ella?

- Probad a sintonizar Radio Clásica a cualquier hora del día. Si no os gusta lo que oís, apagáis la radio. Si no os molesta, dejadla sonar. 
- Acudid a conciertos. Sé que muchos de ellos -no todos, ahí tenemos a nuestra Banda Municipal la Pamplonesa tocando los domingos por la mañana- se programan a horas difíciles para las familias -las ocho: hora del baño, la cena, el cepillo de dientes...- pero podríais hacerlo al menos una vez al año, por ejemplo como regalo para vuestro hijo por su cumple o como premio por...¡haber estudiado mucho el oboe! Si no sabéis qué concierto elegir, aquí estoy yo para aconsejaros.
- En la Escuela se programan conciertos didácticos. ¡Acudid con vuestros aprendices instrumentistas, sus hermanos, primos y amigos, estudien o no estudien música!
- Si compartís un rato de ordenador con vuestros hijos, probad a descubrir instrumentos, compositores, épocas...con entrar en youtube y escribir "corno inglés", "arpa", "Mozart cuarteto"...
- Entrad en la paleta con montones de vídeos de oboe juntos que tenéis en este mismo blog, en la pestaña de "vídeos oboísticos".
Ya podéis empezar a descubrir. Vais a abrir el cofre del tesoro...¿qué habrá dentro?



Y, para el que haya llegado hasta aquí, unos regalicos:


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