Olvidadas ya las vacaciones de semana santa volvemos al trabajo...y al estudio. Puede ser un buen momento para dar a los padres algunas pautas para que puedan ayudar a sus hijos con el estudio en casa. Si no lo han hecho hasta ahora, aún nos quedan unas semanas antes de acabar el curso para emprender esta apasionante tarea...y prepararnos para el verano.
Después de leer el párrafo anterior, puede que alguno se esté preguntando por qué tiene que ayudar a su hijo o cómo podría hacerlo si no sabe música o también por qué no basta con lo que indica el profesor en clase para que el niño estudie después con autonomía y puede que incluso se pregunte que qué es eso de ayudar, a ver si no va a poder desentenderse del tema -bastante hace con pasar horas pasilleando en la escuela de música- y dejar que su hijo se ponga a estudiar cuando lo crea necesitarlo o tenga tiempo.
Intentaré responder a algunas de estas imaginarias preguntas.
1º ¿Por qué ayudar a los hijos a estudiar?
Seguramente habéis oído hablar del método Suzuki, tal vez porque habéis visto un vídeo de alguna diminuta prodigio del violín tocando con soltura alguna "obrilla" de Sarasate y alguien os ha dicho: "Es que ha estudiado con el método Suzuki".
1º ¿Por qué ayudar a los hijos a estudiar?
Seguramente habéis oído hablar del método Suzuki, tal vez porque habéis visto un vídeo de alguna diminuta prodigio del violín tocando con soltura alguna "obrilla" de Sarasate y alguien os ha dicho: "Es que ha estudiado con el método Suzuki".
No soy yo una especialista en este método, entre otras cosas porque no se aplica a instrumentos que, como el oboe, no se pueden empezar a tocar con tres o cuatro años. Sí os puedo contar que una de las claves del éxito de este método es la implicación de los padres en el estudio.
Cuando nuestra hija mayor tenía tres años nos planteamos llevarla a una academia Suzuki...pero la profesora nos desanimó. Parece increíble, ¿verdad?
Cuando nos preguntó si estábamos dispuestos a que siempre la misma persona acompañara a Catalina a todas sus clases y además se sentara con ella a estudiar media hora diaria en un horario fijo todos los días de la semana nos dimos cuenta de que no íbamos a ser capaces de hacer todo eso. De hecho, hay quienes dicen que el método Suzuki no funciona muy bien en España porque los papás no hacen el seguimiento necesario.
No propongo yo que hagáis tanto pero sí os pido que tengáis en cuenta un par de cosas:
- Una:
Cuando nos preguntó si estábamos dispuestos a que siempre la misma persona acompañara a Catalina a todas sus clases y además se sentara con ella a estudiar media hora diaria en un horario fijo todos los días de la semana nos dimos cuenta de que no íbamos a ser capaces de hacer todo eso. De hecho, hay quienes dicen que el método Suzuki no funciona muy bien en España porque los papás no hacen el seguimiento necesario.
No propongo yo que hagáis tanto pero sí os pido que tengáis en cuenta un par de cosas:
- Una:
Los pequeños principiantes suelen olvidar
muy fácilmente el trabajo técnico realizado en clase. Se ilusionan con las
nuevas piezas y se ocupan en tocarlas sin recordar lo que se ha trabajado sobre
la posición, la respiración o la embocadura -entre otras cosas-.
Si un adulto pudiera en casa
recordar al oboísta estos aspectos, los niños avanzarían más rápido, mejor y
minimizando el riesgo de adquirir malos hábitos que después es costoso
corregir.
Por eso solemos decir a los alumnos que es muy importante cómo llegamos a la meta. A ellos sólo les suele importar llegar, como sea (respirando más de lo necesario, con la cabeza inclinada, apretando los labios, levantando los codos hasta las orejas o los hombros hasta quedarnos sin cuello...).
- Dos:
Siendo muy optimista, diría que un niño de cada doscientos se
pone a tocar a cualquier hora del día sin que nadie se lo recuerde. Normalmente
hay que insistir. A veces incluso hay que insistir mucho. Es comprensible que a muchos padres les resulte duro tener
que estar recordando a sus pequeños músicos que tienen que ponerse a tocar. No
os desaniméis, es lo habitual. A no pocos grandes instrumentistas adultos les tenían que obligar a estudiar cuando eran pequeños....¡y qué agradecidos están ahora por aquella "presión"!
Con la música van a disfrutar. Y mucho.
Además, la posibilidad de llegar a tocar un instrumento les da la oportunidad
de vivirla desde dentro, y eso es fantástico. Pero no nos engañemos: nunca
llegarán a motivarse y disfrutar si no llegan a tener un cierto dominio técnico
del instrumento, y eso se consigue tocando. Si alguno de vosotros está pensando algo parecido a "no, si es que yo no quiero que se agobie, yo quiero que disfrute tocando pero sin presión, que se divierta un poco, si YO NO QUIERO QUE MI HIJO SEA UN VIRTUOSO"...le recomiendo la lectura del artículo que publiqué en este mismo blog sobre esta cuestión pinchando aquí.
El próximo día abordaré el tema de cómo concretar esta ayuda sin saber música.