Como madre, todavía no he llegado al "momento tareas". Vivimos ese tiempo maravilloso en que, cuando los niños salen del cole, meriendan y juegan.
No nos queda mucho tiempo. Mi hija mayor acaba de comenzar la Educación Primaria, y creo que faltan sólo semanas para que comience a traer sus pequeñas tareas. Hasta ahora, sólo nos han puesto tareas a los padres. Nos piden que le pongamos sumas y restas y que le hagamos dictados. Pero, digo yo, para eso van al cole, ¿no? Si quieren que la niña haga sumas, que le metan en la mochila una hojica de sumas. Si tiene alguna duda, yo le echaré una mano. Si la veo sin ganas, trataré de animarla, de hacerle ver que todos hacemos cosas muy aburridas pero importantes y tal y cual. Pero ponerle yo la tarea, me da que no. Los papás educamos sin parar...pero no somos los profesores de nuestros hijos. No sé, digo yo. Igual me estoy perdiendo algo, los de la foto parecen felices...
Si pienso todo esto como madre, ¿qué debería pensar la profesora de oboe que llevo dentro?¿Tengo algún derecho a pedir a los padres de mis alumnos que les echen una mano con el oboe, que les animen, que acudan a clase para después poder continuar mi trabajo en casa, indicándoles la posición correcta, la respiración adecuada?
La profesora de oboe que me habita lleva unos años observando que los niños cada vez tienen más tarea del cole (ay, la que se me viene encima...), amén de exigentes entrenamientos de numerosas actividades extraescolares deportivas, sin olvidar alguna que otra hora dedicada al refuerzo o aprendizaje de idiomas, y contando con que siempre se puede, además, estar apuntado a clases de ajedrez o circo. Y que conste que esto del circo no es broma: yo tuve una alumna que, además, hacía circo los sábados. Tiene pinta de ser la extraescolar más divertida de cuantas he oído hablar en mi vida.
Tengo alumnos que quieren estudiar oboe y no pueden, porque al llegar del cole pasan hora y media haciendo tareas. ¡Menuda jornada! De nueve a cinco en el cole -a veces con alguna extraescolar a medio día, para no "perder" ese tiempo de patio- y hora y pico en casa. A estos pobrecicos no les afecta lo de la jornada de 35 horas...
Metrónomo de Praga |
Esta hiperocupación del alumnado me está obligando a diseñar nuevos métodos de estudio, como por ejemplo: cómo aprovechar cuartos de hora sueltos con el oboe. Siempre es mejor un cuarto de hora al día que nada seis días y una hora el domingo, ¿no? Podemos hacer un par de ejercicios con la caña y darle unas vueltas a una de las piezas de la semana, metrónomo en ristre. Con el cuarto de hora del martes el metrónomo avanzaría unos puntos más y el miércoles podríamos ya repasar ese tema y comenzar con otro. Así, poco a poco, haríamos más que nada. ¿Qué os parece?
Ahora voy a desahogarme:
¿¿¿Nos hemos vuelto locos????
Somos -los que tenemos edad de ser padres- la generación del estrés, las úlceras estomacales, las urticarias nerviosas, el yoga, el taichí y las tisanas reparadoras. Estamos más agitados que las maracas de Machín, y de nuestras bocas a menudo sale la palabra más emblemática del siglo XXI en occidente: agobio. Corremos, saltamos, y vivimos a tope con unos nervios que p'a qué...y tenemos a los hijos comiendo el bocata en el coche para acudir del judo al oboe y del ajedrez a la banda.
De vez en cuando, aparecen unos padres en clase...poco comunes. Resulta que han decidido que el niño haga sólo música. Que quieren que disfrute mucho, que aprenda de verdad, y que no se agobie.
Las más de las veces, tenemos que tratar de cuadrar el horario de música con el de otras extraescolares. Y no queda mucho tiempo para practicar en casa. Bueno sí, lo de los cuartos de hora.
Yo...os quiero a todos, muy queridos alumnos. Con quien tenga más tiempo para el oboe avanzaremos más, con quien tenga menos tiempo, iremos más despacio. Yo trataré de acompañaros, haceros disfrutar, hacer que améis la música, que os apetezca ir a algún concierto el día de mañana.
Para los padres sólo tengo comprensión. Haced lo que podáis. A mí esto de ser madre me parece lo más grande, y también lo más difícil que me haya sucedido nunca. Os aseguro que, si acompañáis a vuestros oboístas en su aprendizaje, aprenderán más y mejor. Pero tened paz, mucha paz. A ver si nos vamos quitando el agobio ese...
Hola María. Yo también soy profesor de oboe y padre. Acabo de leer tu artículo y no puedo estar más de acuerdo. Me has alegrado la mañana. Muchas gracias por poner por escrito exactamente lo que yo llevaba en la cabeza hace mucho tiempo. De hecho me ha gustado tanto que la próxima audición la voy a empezar leyendo tu artículo, con tu permiso por supuesto. Te seguiré leyendo. Gracias de nuevo. Jacob
ResponderEliminarHola Jacob
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario. Me alegra la tarde que te haya podido alegrar la mañana :)
¡Permiso concedido!